jueves, 21 de febrero de 2008

Delirios de media tarde (Hay aportes...)

Sorbimos nuestras cervezas sin apuro, aunque con deleite, ilusionados en vivir la sensación de engañar al calor. Esa misma rutina hemos realizado tarde a tarde, trabajando, compartiendo vivencias y disfrutando de alguna película escogida para la ocasión.

En esta ocasión, el tema central de conversación giró, como tantas veces, en torno a los modos fantasiosos de hacer dinero. De inmediato, surgieron varias alternativas, que fueron siendo evaluadas y descartadas entre juegos de palabras. He aquí el diálogo:

—Hay que tratar de contactar al cachúo.

—A ese huevón hay que pedirle un tiempo extra, pero acompañado de óptimas condiciones de salud, además de resoluciones inmediatas al problema de 'faltante de caja'...

—Pero el carajo no aparece, a pesar de todos los intentos, compañero.

—Bueno, nos queda la opción de formar una secta. Y ahí le pedimos plata a los adeptos; esos huevones nos mantienen.

—Después, cuando las cosas estén declinando, inventamos una escisión: uno de nosotros forma una fracción de la secta...

—Me parece una excelente idea, pero debemos pensar la mejor forma de concretar, porque esto va a quedar como los ochenta mil proyectos anteriores, incluidas las incursiones a bencineras y botillerías.

—Sí, es cierto, para empezar, a mí se me ocurre que debemos vestirnos de blanco y pararnos en Marín con Vicuña Mackenna, con túnicas y pata pelá.

—No pos huevón, ponerse a pata pelá hay que reservarlo para los templos.

—Pero, huevón, imagínanos ahí a la salida de Marín 043 con los brazos abiertos, con una Biblia en la mano derecha, mientras alzamos las manos al cielo, con mirada de éxtasis cantando salmos; y a quien pregunte le decimos que estamos a pata pelá porque nuestro templo es el mundo.

—no, huevón, no estoy de acuerdo. Además, no has pensado que en verano nos vamos a quemar las patas y en invierno nos recagaremos de frío...

(Lo que sigue fue aportado por Gonzalo):

—A mí me parece aquello de la secta; pero para el resto, no podemos presentarlo como tal, ya que daría mala espina. Hay que tener siempre las puertas abiertas a todo el que quiera entrar, ese será el gancho, pero hay que saberla hacer.

—Ojo, pero tiene que ser algo distinto, que salga de lo común. Me inclino por algo dramático, un grupo que tenga ideas apocalípticas y que sea una mezcolanza entre fundamentalismo ecológico, religiones hinduistas - budistas y por supuesto, las ideas cristianas que nunca pueden faltar. Por ahí la gente engancha, ya que ve símbolos que le son comunes y familiares. Les baja la ansiedad de no estar asistiendo a un templo común y corriente, sino que a una nueva forma de seguir una vida espiritual. O sea, seremos algo así como esos huevones que se hacen llamar New age, movimiento de la nueva era y esas chancherías.

—Claro, de partida, podríamos usar las instalaciones de Marín; completamente. Al principio como no tendremos las lucas para pagar el arriendo completo, funcionaremos clandestinamente, después de las 7 de la tarde; o sea cuando todos se van. Cada tarde, redecoraremos el cuchitril, para que parezca un lugar adecuado para nuestros propósitos espirituales: encendemos inciensos para que se pase el olor a puchos que hay en el día; a los restos de azúcar que siempre caen al piso le damos un nuevo significado, por ejemplo: que nuestros pies descalzos no pueden pisar la amargura de este mundo, por eso, lo regamos con azúcar. ¡No tendríamos pa' q' hacer aseo!

—Oye pero ¿habría que hacer este hueveo todos los días?

- No po' hueón, si esos grupos casi nunca funcionan todos los días. Mira, con que concertemos unas tres reuniones semanales, ya estaríamos bien, al menos para empezar. Y además que colgaríamos en las paredes esos cuadros que venden en las ferias artesanales, tipo Krishna, Buda, etc… los típicos elefantitos con monedas alrededor y en sus trompas, unos billetes antiguos. A la entrada, podemos poner un lavatorio con agua, y les decimos a todos los que entran, que se tienen que lavar los pies, porque sus pies vienen “cargados” de afuera.

—Wena, wena ¡ … entonces para darle un sentido cristiano, nosotros mismos los recibimos en la puerta, les sacamos los zapatos y calcetines, les lavamos las patas, y decimos al mismo tiempo: “Si yo, siendo el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros.”. A lo que ellos responderán: “Amén”.

—OK, pero para eso tienen que haber unos cuantos “palos blancos”, para que la gallá haga lo mismo que el otro; recuerda, Sociogestalt…

—De más, jajaja, ¡que de algo nos sirva la huevá que estudiamos!

—Asimismo, luego de este ritual, habrá una imagen de algún santo franciscano, algún monje, que son los que se ven más humildes y pobretones; con las manos abiertas en señal de generosidad y desprendimiento. Debajo de la imagen, una alcancía, pero que tenga una rendija larga y delgada, para que sólo puedan caer papelitos, de preferencia azules, y no moneditas. Ahí es donde actuarán los palos blancos. Terminado el ritual de bienvenida, cada uno depositará un billete de diez lucas por parte baja, de manera de “incentivar” al resto, para que la donación sea generosa.

—Nuevamente, compañero, Sociogestalt. Veo que has puesto atención en las clases.

—Obviamente estimado, por algo me siento adelante, y no ando enviando papelitos con mensajes durante toda la clase.

—¡Cuack!….

To be continued…

viernes, 8 de febrero de 2008

Nunca morirás (porque el movimiento nunca muere)

Te encontré, después de tantos años
hermosa, risueña, completa
como siempre te soñé
con el paso de los años
adherido dulcemente.

Qué más puedo articular
amada como otras
deseada sin culpas,
acariciada, brillante
y luminosa.

Qué poco puedo decir...
te amé y a mi modo, te amo,
nada me importa
ser un ermitaño de mis conceptos,
ser torpe arquitecto y objeto de mis fantasías.

(lo riguroso cambia, como las nubes y la marea)

Estás y estarás, como todas, como nadie
pero te siento palpitando,
y no escucho reproches:
lo que sentí y siento "es"
no un invento, no un acomodo:
no me engaño y a nadie miento.

Es que mi amor no te prohíbe,
(y a nadie prohíbe estar aquí
en este refugio móvil).

Porque lo que me estremece
lo vivo sin preguntas,
simplemente, sin vergüenza
por ti y por otras, porque
(me) lates con la misma fuerza.

No leerás esto, y esa es la gracia
y la desgracia.

Aunque tú ni nadie lo entienda,
estás muy viva
después de cinco mil cuatrocientos días...
como vivo me siento,
porque tu sola presencia
ya-es-un-sueño-y-un-suelo:
y eso me basta.